Por Francia.(Quinta parte).Un coipú en Burdeos y visita al Parque Ornitológico de Le Teich.

Desde París, para la vuelta, partimos hacia Burdeos. Llegamos tarde al hotel, pero aún con tiempo para, con las últimas luces de la tarde, hacer una visita a la ciudad, y luego tomarnos algo en la zona más animada del centro histórico. Ya de noche, paseábamos por la orilla del Garona, no lejos del Pont de Pierre, cuando me llaman la atención unas sombras en el pasto verde, bajo nosotros, junto al agua. Aprovechando el flash de la cámara disparo varias veces, prácticamente a ciegas.


Al principio me emocioné pensando que sería una nutria, pero en la pantalla de la cámara, ya puedo ver que se trata de una gran rata acompañada de otras tres algo menores. Pensé que sería un adulto con sus crías, al final la grande se alejó nadando mientras las más pequeñas seguían comiendo en el mismo punto. La grande es un coipú, y las otras podrían incluso ser ratas almizcleras, coincidían en tamaño con las que pude ver en le Parc de Lormoy esa misma mañana, no lo tengo claro. El coipú (Myocastor coipus) es otra especie invasora, otro aliens. Sería la cuarta especie de vertebrado que observamos en Francia, con una historia reciente de introducción en Europa. Las cotorras de Kramer (Psittacula krameri) son originarias del sur de Asia y centro de África, la Barnacla canadiense (Branta canadensis) de norteamérica, al igual que la rata almizclera (Ondatra zibethicu) y el coipú es originario de América del Sur. Otra especie introducida que causa problemas, y de la que tendríamos noticias en los días siguientes, es el conocido Galápago de Florida o de orejas rojas (Trachemys scripta), cuya presencia amenaza las poblaciones locales de Galápago europeo (Emys orbicularis).

Las dos últimas noches en Francia las pasamos en Le Teich, una pequeña población en la bahía de Arcachon, a sólo 60 km de Burdeos. El jueves 5 de agosto fue un día de campo, aunque en un plan muy relajado. Por la mañana hicimos una caminata hacia el delta de l'Eyre. Nada más adentrarnos en la zona boscosa del primer tramo de la ruta, observamos un abejero (Pernis apivorus) que reclama alarmado, el plumaje es de una probable hembra. Poco antes habíamos visto salir un macho de la zona, aunque ya volaba alto. El bosque en las orillas del río es verdaderamente interesante, aunque a esa hora se encontraba muy tranquilo. Al acercarnos al delta, en un amable paisaje de humedales y prados de siega, empezamos a ver más pajarillos, mientras en el cielo disfrutamos de un par de alcotanes (Falco subbuteo), cazando libélulas a gran altura.

La tarde la teníamos reservada para visitar el Parque Ornitológico de Le Teich. Se trata de un espacio protegido y cerrado, formado por humedales rehabilitados y habilitados para la observación de las aves. Nos dio el tiempo justo para verlo entero. Lástima que a las ocho había que estar fuera. En realidad nos retrasamos, no mucho, y nos encontramos con las puertas cerradas, pero si hubiéramos salido a la hora probablemente no habríamos distrutado del rascón (Rallus aquaticus) y de los martinetes jóvenes (Nycticorax nycticorax) que pudimos ver al final. Eché en falta el telescopio y algo más de tiempo, para poder grabar con calma.

Grupo de espátulas junto a garcetas comunes y alguna garza real

Entre los limícolas apreciamos algunos en paso, como los correlimos comunes (Calidris alpina) y un grupito de correlimos gordos (Calidris canutus), o un archibebe oscuro (Tringa erythropus). Las agujas colinegras (Limosa limosa) eran abundantes y también había bastantes archibebes comunes (Tringa totanus). Todavía quedaban algunos milanos negros, que al parecer tienen una pequeña colonia en la zona. Las espátulas (Platalea leucorodia) descansaban cerca de su punto de cría, sólo vimos un grupo de 16 aves.


Tras encontrar una salida nos fuimos directos hacia la duna de Pyla, la mayor duna de Europa. Llegamos a tiempo para contemplar tranquilamente la puesta de sol.


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