Cuando lo mejor es lo que no se ve.

 13 de octubre de 2012, Río Tietar.

Un paseo que repito cuando puedo consiste en acercarme al río Tietar para pasar el tiempo por sus orillas. Los ríos son zonas bulliciosas, siempre hay mucha vida en movimiento por lo que no es posible aburrirse.

Conviene acercarse al río con cautela, atentos a lo que se mueva antes de que te descubran, pero esta vez parece tranquilo, es lo normal a primera hora de la tarde en un fin de semana.

Me acerco a sus orillas y enseguida doy con el visón americano, no dejaré de ver sus huellas durante todo el corto paseo, sólo sus huellas. Aunque es una especie que no resulta difícil de ver por el día, no tengo suerte esta vez.






Haced click en las fotos para verlas más grandes

Las huellas del visón americano son similares a las del turón, podrían confundirse, pero al parecer el turón marca unos uñas más largas y la disposición de los dedos tal como se ven en las fotos son típicos de visón. Además he visto al visón más de una vez por aquí. Escapado y liberado de granjas peleteras, lleva unos 60 años formando parte de la fauna ibérica y está en expansión.

Me gusta mucho ver huellas, así que sigo explorando los limos de las orillas. Unos metros más adelante descubro con alegría unas de tejón, luego me fijo en una serie de pequeñas escarbaduras próximas a la orilla, imagino que las hizo el tejón. Si hay algo que se le da bien es cavar, no hay más que ver que uñas gasta.



Casi al lado de las huellas del tasugo hay otras, y no son de visón. Parecen de un gato, pero muy pequeñas. Es la gineta, ha cruzado el río de piedra en piedra, y ha llegado de un salto hasta la orilla.





Como veis, al igual que los gatos, tiene las uñas retráctiles y no suelen marcarse.


El tejón, la gineta, el visón, en un río nunca te aburres, y ya he visto unos llamativos excrementos en las piedras del río. En 200 metros o menos, llego a ver 5 similares, unos antiguos, pero un par de ellos muy recientes, ha sido la nutria. Es excitante ver los rastros de todos estos personajes tan huidizos en tan poco espacio e imaginárselos en sus correrías.




 

 


La nutria afortunadamente también está en expansión, recuperándose poco a poco del fuerte declive que sufrió el siglo pasado.

Y cuando ya volvía, en ese momento mágico del atardecer, cuando la luz empezaba a escasear, mientras imaginaba que en cualquier momento podría aparecer alguno de los protagonistas de este paseo, unas huellas nuevas vuelven a centrar mi atención, unas huellas grandes de felino, un gato montés (P.S. en realidad no, con lo aprendido estos tres años que han pasado desde que escribí esta entrada, y tras el comentario de un experto en la materia, puedo decir que estas huellas no son de gato sino de nutria, ya me extrañó aquel día no ver ninguna pisada de nutria cuando en realidad sí las vi)




No, no apareció ninguno, no vi ni a la gineta, moviéndose en silencio, ni al tejón en busca de lombrices, tampoco a la nutria en el río, me bastó con imaginármelos.

. El reconocimiento y la identificación de huellas y rastros no es fácil y no soy experto, pero después de darles muchas vueltas a las fotos y a las notas de campo me he atrevido con ello. Creo que las fotos son bastante representativas, pero puedo haber cometido algún desliz.
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