Quinientas gaviotas dónde irán

Braojos, 28 de enero de 2015


Las cornejas graznan desde los mismos robles de siempre, amanece. Más adelante un zorro ladra en la misma zona que hace unas semanas y entonces aparece el viento, frío, fuerte. Dejo de subir a campo abierto y me entretengo viendo pajarillos en zonas más bajas y arboladas. Al salir del bosque observo centenares de gaviotas arremolinadas, sin poder avanzar pero empecinadas en hacerlo, retroceden, vuelven a la carga, repiten, inútil, cambian de estrategia, se dejan arrastrar por el aire y más abajo ganan altura, mucha altura, brillan como espejuelos blancos mientras las primeras logran superar La Porrilla. Desde la altura el puerto de Somosierra debe parecer más accesible. Al menos son unas 500 gaviotas, una parte mantienen la idea inicial y finalmente aprovechan que el viento se debilita para seguir camino mucho más cerca de tierra que sus compañeras. Las gaviotas sombrías (Larus fuscus) vuelven al norte. No es lo que uno espera ver un día de pleno invierno con un anunciado temporal a las puertas.


"Hoy el viento sopla más de lo normal..."

Cesa el viento y aprovecho para subir y llegar al pinar. Aquí la nieve, que lo cubre todo desde hace días, delata el paso de jabalís, corzos, zorros, tejones, garduñas, ardillas y liebres, sus huellas se pisan unas a otras, algunos aprovechan el primer rastro para avanzar con más facilidad.

Huella de garduña, unos 6 centímetros de largo, tomada hace 10 días en la misma zona.


Avanza la tarde y en el lado segoviano el cielo se cierra con un profundo muro de nubes que se oscurece a ratos, amenazante. Recorro con la vista los mismos pinos que hace unas semanas lucían blancos con la cencellada,


Y a pesar del viento, que ha vuelto, veo algunos piquituertos, claro que no tantos como en los soleados días de atrás en los que disfrutaron de una buena cosecha de piñones.


Apenas veré más pajarillos por hoy, un llamativo y confiado escribano montesino se deja ver a última hora.



A la mañana siguiente, en Madrid, disfruto de mis vecinos los picapinos. Llevan unos días más insistentes en los tamborileos, el macho y la hembra separados unos 50 metros, reclamando solidariamente su territorio.


El tamborileo de la hembra siempre suena más flojo que el del macho.


El macho alimentándose después de una sesión de tamborileos. La hembra estaba en el mismo chopo.








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