El nido de los picapinos callejeros (III). Continua la crianza.

Si el 20 de mayo los adultos todavía entraban completamente en el nido para cebar, unos días después, el 23, las cebas se hacían desde fuera. Con dos semanas de edad, el 25 de mayo, se podía ver bien a los pollos, que casi asomaban fuera. Al menos distingo el movimiento de tres hermanos.


Precisamente el 23 registré el mayor número de cebas, 15 cebas a la hora (45 en tres horas de seguimiento), y a diferencia de otros días, la dedicación de la hembra es claramente superior a la del macho.


A pesar de realizar las grabaciones en las horas centrales de la jornada, la actividad en el nido era relativamente intensa. Es cierto que precisamente en esos momentos el número de personas en la calle era menor, lo que tal vez aprovecharan los padres para acudir más al nido. En los días finales las observaciones se hicieron poco antes del mediodía y la actividad fue menor.  La proporción de cebas más habitual es de unas 10 a la hora (9 a 11), pero los dos últimos sólo se producen unas 6 cebas a la hora.



Tratar de mantener el nido limpio también era una actividad importante, sin embargo los días previos a su abandono no observo que esta se acción se lleve a cabo. Un buen número de pollos crecidos en el interior del nido debe hacer la tarea algo dificultosa. El 28 de mayo, tres días antes de que vuelen, en más de tres horas de observación sólo retiran las heces un par de veces, y en las dos ocasiones es el macho el encargado de hacerlo. Los dos días siguientes no los veo entrar para recoger las heces, aunque fueron jornadas en que el tiempo de observación fue reducido y también adelanté el horario como ya he comentado.
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El nido de los picapinos callejeros (II)

Después de 12 días observando cómo los picapinos construían su nido dejé pasar un tiempo hasta volver a vigilarlos. El 10 de mayo de nuevo me planté en la ventana e inmediatamente llegó la hembra con comida, estaban en plena crianza.


Hasta el 30 de mayo pude acudir 9 días a verlos, fueron algo menos de 20 horas de seguimiento (en directo y  también en diferido, pues mientras me sentaba a la mesa con mis padres dejaba la cámara grabando). Registré 200 cebas (202 exactamente, 95 de la hembra y 107 del macho).

El día 31 no estaban. No me quedé a ver si regresaban al agujero a pasar la noche. Cómo me hubiera gustado ver volar a los pollos. Creí que tendría oportunidad de observarlos por las ramas del chopo esperando a los padres, pero ni eso, no se los veía por ninguna parte.

Habían permanecido en el nido al menos 21 días, lo que viene a ser un tiempo normal según los datos que he consultado (18 a 24 días). Mucha casualidad me parece que mi primera visita coincidiera con su primer día. Como ya comenté, hacia el 20 de abril la hembra pasaba largos ratos descansando en el nido que ya debía estar prácticamente concluido. Al parecer la incubación dura 10 a 13 días, con lo que, tal vez, para el 24 a 27 de abril se habría completado la puesta (4-7 huevos). Es probable que la eclosión tuviera lugar algún día antes del 10 de mayo (hacia el día 7 como muy pronto).

El macho espera. Trae una ración de hormigas.
Al igual que durante la construcción del nido, había ocasiones en las que, por prudencia, los picapinos no acudían y permanecían vigilantes, ocultándose, debido a que hubiera personas cerca o, sobre todo, por la presencia de las urracas. Un día, justo después de entrar el macho a cebar con una mora, una urraca revoloteó con “malas” intenciones delante del agujero, llegó tarde. Luego el macho permaneció dentro durante casi diez minutos, se fue cuando llegó la hembra a cebar.



A pesar de lo que muestro en el vídeo, no eran tantas las ocasiones en las que macho y hembra se relevaban en la boca del nido. Con frecuencia tampoco salían tan rápidos como se ve, podían permanecer un largo rato dentro sin razón aparente.

Haciendo cola. El macho parece traer alguna tijereta.
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