Setas, moscas y terciopelo azul

Falo hediondo (Phallus impudicus). 27 de junio de 2016. Braojos. Sierra de Guadarrama.

No las había visto nunca, pero ese día su “perfume” se hacía notar. Pensé en un animal muerto y empecé a buscarlo, debía estar detrás de unas zarzas por debajo de la pista forestal, y entonces ahí estaban ellas:




Ya no queda nada que comer para las moscas

Aunque no pasaban de las nueve y media, era una mañana calurosa de junio y por lo visto el día adecuado para el rápido crecimiento de los phallus. Al principio estos tienen forma de huevo y con calor suficiente se transforman, en cosa de horas, en esas setas impúdicas inconfundibles.

Su olor atrae a numerosas moscas que se alimentarán de la caperuza viscosa, como se ve en las fotos, y en la cual se encuentran las esporas. Estas serán dispersadas por los excrementos de las moscas en lugar de por el viento como en la mayoría de las setas.

Amanita muscaria
Y esta es la seta de las moscas. Tal vez por crecer en días más fríos, nunca he observado como los insectos son atraídos por su vistoso sombrero, o tal vez porque las moscas, al chupar sus jugos, caen en un trance del que se recuperan un tiempo después, si mientras tanto no han sido víctimas de un depredador.

Es un hongo alucinógeno y también una especie tóxica, no la que más, pero desde el punto de vista ecológico, esta especie, como otras muchas, son de gran importancia para el establecimiento y mantenimiento de los bosques donde habita, dadas las asociaciones simbióticas que establecen los hongos con las raíces de los árboles, las llamadas micorrizas.

Es otoño y es tiempo de setas, aunque las primeras protagonistas de esta historia aparecieron en verano. El resto son fotos tomadas estos días. A veces no es fácil encontrar setas de pie, los campos se llenan de buscadores y encima algunos no tienen reparos en destrozar lo que no conocen.


Mycena stipata aparece cuando la madera tiene un cierto grado de pudrición, son hongos saprófitos y por tanto participan en el proceso de descomposición de la materia orgánica


Hypholoma fasciculare también es una seta saprófita que crece en los tocones formando llamativos ramilletes.


Las armillarias pueden ser saprófitas e inofensivas, como las anteriores, pero también pueden ser parásitas y vivir a expensas de los árboles, con efectos letales. Armillaria mellea puede tener consecuencias destructivas en los bosques. La foto puede corresponder con Armillaria bulbosa, que tiene una ecología similar aunque es menos patógena. Igualmente colaboran en la descomposición de la madera muerta y por tanto en la regeneración del bosque. Por cierto este hongo está entre los mayores y más viejos organismos vivos del planeta (https://en.wikipedia.org/wiki/Armillaria_gallica).


Terana caerulea (=Pulcherricium caeruleum), de nuevo un descomponedor de la madera. El también llamado terciopelo azul es una seta que no parece una seta, pero sin duda es inconfundible (entendiendo como seta el cuerpo fructífero de muchas especies de hongos). Su color azul sobre las ramas y troncos secos puede resultar especialmente vivo cuando no es demasiado viejo y se observa tras la lluvia. En la foto, en un día soleado, aparecía menos llamativo.

Como veis la madera muerta nunca está tan viva como en el bosque.

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(No soy bueno identificando setas, y aunque estas parecen fáciles, si alguien considera que se trata de otras especies se agradece la aclaración.)