La llamada del zarapito

Marismas del río Piedras y flecha del Rompido, 11 de septiembre de 2010.


Zarapito trinador (Numenius phaeopus)

 La llamada del zarapito se repite insistente durante el amanecer. Un paseante me saluda,  me avisa de que hay muchos entre las praderas de borraza o espartina, me señala donde puedo localizarlos. Zarapitos y archibebes, agujas y chorlitos, chorlitejos, correlimos y vuelvepiedras, currucas, buitrones y hasta pechiazul, pasan ante mi telescopio durante un par de entretenidos paseos al amanecer, previos al desayuno.

Efectivamente no soy el único que madruga hoy para pasear, creo que sí soy el único que me dedico a mirar los pájaros. En los U.S.A. y sobre todo en Reino Unido la observación de aves es una afición muy practicada, y aunque en España cada año somos más la situación no es comparable. Distinto será cuando en estas mismas fechas nos acerquemos a Doñana.



Gaviota sombría (Larus fuscus)


Archibebe claro (Tringa nebularia)
Entre la desembocadura del Guadalquivir y la del Guadiana en el Atlántico andaluz, la marisma no es exclusiva de Doñana. El Odiel, el Piedras y el Carreras dan lugar a un conjunto de humedales costeros de gran valor ecológico.

Son las marismas del río Piedras modestas pero importantes igual como punto de parada y fonda para numerosas aves que en septiembre se encuentran en pleno viaje hacia África. Este espacio natural es más conocido por la flecha del Rompido, un largo brazo de dunas que no ha detenido su crecimiento, dotando a la costa de playas de aspecto virgen. Esta particular barra de arena, prolonga la desembocadura del río Piedras y protege las marismas. No evita, sin embargo la fuerte influencia de las mareas. Estas, el ciclo mareal, determinaran el ritmo vital de las marismas. En bajamar, los fangos al descubierto atraen a numerosas aves limícolas que han permanecido descansando ocultas entre la vegetación durante la pleamar.

Y un poco de todo esto es lo que podéis ver en el vídeo al final de esta entrada, y luego me contáis porqué aquel chorlito atacó a su compañero de viaje, los otros ponen cara de no entender nada (minuto 3'20'').

Pechiazul (Luscinia svecica)
Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala)
Buitrón (Cisticola juncidis)



Por orden de aparición: Vuelvepiedras común (Arenaria interpres), zarapito trinador (Numenius phaeopus), gaviota sombría (Larus fuscus), correlimos común (Calidris alpina), chorlitejo grande (Charadrius hiaticula), Archibebe claro (Tringa nebularia), curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala), archibebe común (Tringa totanus), aguja colipinta (Limosa lapponica), Chorlito gris (Pluvialis squatarola), Buitrón (Cisticola juncidis), chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), correlimos tridáctilo (Calidris alba) y pechiazul (Luscinia svecica).

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Los tamborileros del barrio.

Escuchar el tamborileo del picapinos en plena ciudad de Madrid, aunque no sea en un barrio céntrico, es una novedad para mí.


En noviembre de 2013, apenas podía creerlo cuando me despertaba con el inconfundible repiqueteo de un pájaro carpintero a corta distancia de la ventana.



Un año después, en noviembre de 2014, de nuevo se les vuelve a oir, aunque suenan tímidos generalmente. En octubre sólo los escuché en una ocasión, y durante todo el verano igualmente sólo un día, ya en mayo se hizo más raro oírlos. A mediados de noviembre pude ver dos volando juntos, rápidos, entre los chopos, siguiéndose en cortos vuelos de ida y vuelta.



En el vídeo se ve como el macho y la hembra tamborilean desde el mismo punto, aunque en distintos días.


Los he visto y oído en otros jardines cerca de casa, no me refiero a parques, y en plena calle. Esta primavera, gracias a mi padre, localicé un nido ocupado. Creo que se trata de una colonización relativamente reciente, posterior a la de los pitos reales, la otra especie de pájaro carpintero habitual en Madrid y que me parece que está mucho más extendido.


En febrero los tamborileos, que también se han escuchado durante el invierno, se intensifican, les dedican mucho tiempo, se aproxima la época de cría y es fundamental tanto defender el territorio como atraer a la pareja. En ocasiones, macho y hembra tamborilean  respondiéndose desde puntos a corta distancia. Recuerdo el día que vi a la hembra repiquetear en el apoyo metálico de una antena del edificio de enfrente. Pude grabar unas imágenes y aunque no se la oye, la podéis ver en el siguiente vídeo. En el vídeo recopilo diferentes momentos de tres días de febrero y marzo, incluyendo tamborileos de respuesta, subid el volumen de audio.

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