Entre pinos

10 de abril de 2010, Tierra de Pinares. Segovia

El sábado me acerqué a Tierra de Pinares, en Segovia. Al amanecer estaba junto a unas lagunas, que con las lluvias de este invierno estaban muy bien de agua. Azulones, fochas, zampullines comunes y cigüeñuelas en el agua y cigüeñas blancas y un par de chorlitejos chicos en las orillas. Alrededor cornejas, estorninos, lavanderas boyeras,collalba gris, además de un milano negro que patrulló la laguna en un par de ocasiones. Pude escuchar el arrullo de las recién llegadas tórtolas comunes en un par de ocasiones y disfrutar de un colirrojo real macho, en plena migración. Un ratonero cazaba desde un sauce.

Focha común y cigüeñuela en la laguna

Luego fui con el coche hasta un río. Al igual que las lagunas y sus prados, la ribera, con sus choperas y una bella fresneda, da variedad al paisaje continuo de pinares de esta comarca, con lo que el paseo es más ameno. Por desgracia las choperas corresponden a plantaciones de turno rápido y poco más aportan al paisaje. En los pinares, la obligación de respetar algunos pies en cada corta y el abandono de algunas tierras consigue darle a estos un aire más natural.

Justo debajo de uno de esos pinos ya maduros, de copa retorcida, se acumulan unas doscientas egagrópilas. Por el número y por su tamaño y forma, seguramente se trató de un dormidero invernal de búho chico. Las egagrópilas ya están muy secas y desechas en muchos casos.

Detalle del contenido de una de las egagrópilas. Craneo de topillo.

En el camino se ven bien las huellas del tejón, hay al menos dos rastros aunque de distinto tiempo. En este suelo arenoso es fácil ver huellas, ya había visto de zorro, corzo, liebre y jabalí, pero las de tejón son mi debilidad y me detengo a fotografiarlas. También localizo algunas letrinas excavadas y algunas escarbaduras de caza del tejón, una de ellas, con la arena más fresca, al igual que uno de los rastros tienen que haber sido de esta noche.


Huella de una mano de tejón.

Los zorzales charlos vuelan por todas partes, están en plena crianza de polluelos, observo a uno con una presa en el pico que me llama la atención, diria que es una cría de lagartija, aún se mueve, aunque débil, y no me pareció una oruga gorda como pensé al principio que se trataría. Al que si pude ver dar cuenta de una oruga gordota fue al herrerillo capuchino. Un macho de curruca capirotada lleva el pico abierto sujetando una baya de muérdago y un torcecuello repite su canto desde algún punto en la orilla del río, pero no logro verle. Ya de vuelta una pareja de culebreras, águilas culebreras, planean juntas sobre los pinos, dan vueltas y cada poco tiempo dejan caer las garras y vuelven a recogerlas, no las oigo cantar, se alejan un poco, pierden altura y dejo de verlas.

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