Mayo es tiempo de polluelos y cachorros, de campos en flor, de explosión de colores, de amores y de peligros.
Un día una pareja de currucas cabecinegras revuelan alarmadas, imagino que el nido estará cerca. Acuden una y otra vez al mismo punto, a escasos tres metros de mí, pero ahí no puede estar el nido, en el pasto alto bajo un rosal. Al acercarme descubro un torpe volantón que trata de ponerse a salvo.
Al día siguiente, en la sierra, un arrendajo llega a unos robles próximos, carga algo en el pico. Me cuesta verlo bien. Lo sujeta en una rama con las garras y comienza a despedazarlo, es un desnudo polluelo, el sangriento almuerzo del bello córvido. Cuántas veces por estas fechas los he observado revisando minuciosos las copas de los árboles en busca de los nidos.
La imagen del zorro cruzando la pradera cuajada de viboreras en flor me hipnotiza, pasa delante de mi sin percatarse, igual que la corza que observo durante más de media hora. Se acerca, se aleja, vuelve, come aquí y allí, y posiblemente no se alejará mucho de la zona sobre todo una vez que haya parido. En ese caso el corcino o los corcinos pasarán los primeros días encamados, inmóviles, entre el pasto, como estos que tuve entre mis botas el pasado 27 de mayo, nacidos en Madrid.
Como sabéis el corzo ha experimentado un gran aumento de su población y sí, los hay en los campos de la capital.
Me agacho para verlo bien, pues pensé en la posibilidad de que estuviera muerto, pero no, abría y cerraba los ojos con normalidad.
Este es el hermano, encamado a un par de metros.
Las crías nacen desvalidas y durante los primeros días esperan ocultas entre la vegetación la llegada de la madre para alimentarse y ser aseadas.
Volantón de alcaudón real. 21 de mayo de 2015. Estas aves normalmente sólo crían una vez al año, y en estos últimos días de mayo coinciden los primeros vuelos de muchos de ellos. Todavía dependerán de sus padres unas semanas más. Son cazadores, y no sólo de insectos o invertebrados, también de lagartijas, roedores y pajarillos.
Lagarto ocelado. Un gran macho. |
Esta hembra estaba junto al anterior. |
Otra pareja. |
Es tiempo de amores para los lagartos ocelados. Su papel depredador es similar al del alcaudón real, caza invertebrados y pequeños vertebrados (polluelos por ejemplo y también huevos), papel que como hemos visto comparte el arrendajo. Son los peligros que afrontan multitud de pequeños seres en la primavera, incluidos ellos mismos, pues una cría de lagarto puede ser capturada por un alcaudón por ejemplo. Ahora, el ardor sexual de los ocelados, también los convierte en presas más fáciles para las rapaces y por su parte, los arrendajos, los jóvenes y los no tan jóvenes, entran en el menú habitual de una de las rapaces forestales más emblemáticas, los azores (el de la urraca es un papel similar y sus pollos volantones, además de acabar unos cuantos atropellados en las carreteras como vemos estos días, son presa de azores y águilas calzadas que tienen que saciar el apetito de los suyos).
Melitaea phoebe, la cara y la cruz, y la araña entre las dos, 14 de mayo de 2014. Esta mariposa es aún abundante. Ese día, en pocos metros pude ver un buen número, sus danzas y los acercamientos a las hembras. Encuentro una que ha sido víctima mortal de una araña cangrejo (parece del género Xysticus, tal vez xysticus cristatus), otra se posa al lado y la araña extiende sus patas, más parece querer retirar a la nueve visitante que hacerse con ella.
Aculepeira armida. El año pasado me llamó la atención su abundancia. Cuántas telas me debí llevar por delante cruzando los prados no comidos. Este año sin embargo no he visto tantas.
Música de Galdson (Vicente Orjales Galdo), tema “Oxiledes” (https://www.jamendo.com/es/list/a119180/musical-landscapes)
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