Madrid, 27 de noviembre de 2012.
Coprinus comatus
Parece que se puede dar por terminada la temporada de setas, las heladas se repiten y el otoño nos deja. Este año creo que se ha dado bien, los aficionados a recoger setas no se pueden quejar, o sí, de algo se pueden quejar, de la fuerte competencia que se establece entre ellos mismos, cada vez más gente sale a por setas. Ya hace años que no las busco, pero el atractivo de estos organismos no está sólo en su interés culinario sino también en su llamativo aspecto, por lo que no dejo de celebrar esos momentos en que se dejan encontrar aquellas especies más vistosas o raras.
A finales de noviembre, la semana pasada, me encontré con varios grupos de "barbudas". Crecían en medio de los sembrados nacientes, grandes, tan visibles desde lejos que al principio no pensé que serían setas.
Había que aprovechar la oportunidad, pues aunque es una especie frecuente, envejecen rápidamente, como otros coprinus, y al mismo tiempo que crecen sus sombreros se oscurecen y deshacen, licuándose en una especie de tinta.
A finales de noviembre, la semana pasada, me encontré con varios grupos de "barbudas". Crecían en medio de los sembrados nacientes, grandes, tan visibles desde lejos que al principio no pensé que serían setas.
Había que aprovechar la oportunidad, pues aunque es una especie frecuente, envejecen rápidamente, como otros coprinus, y al mismo tiempo que crecen sus sombreros se oscurecen y deshacen, licuándose en una especie de tinta.
Creciendo en medio del sembrado
Envejeciendo rápido
Barbuda.
Podeis hacer clic en las fotos para verlas más grandes.
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