Sierra de Andújar


 Noviembre de 2012

A últimos de noviembre pasé unos días en la Sierra de Andujar, en plena Sierra Morena, un extenso territorio de naturaleza bien conservada, de apariencia bravía, pero en realidad, como toda la península, modelada por la mano del hombre en mayor o menor medida. En el corazón de la sierra se suceden las grandes fincas dedicadas a la caza mayor. A pesar de la fecha, la berrea es intensa en algunos momentos, probablemente debido a la prolongada sequía de este año, y como es habitual durante el celo, los ciervos se dejan ver por todas partes, numerosas hembras y machos jóvenes, en  ocasiones en la misma carretera y normálmente detrás de los kilómetros de cercados que afean el paisaje. Los grandes machos no son tan fáciles de ver, si se consigue ver alguno cerca de los caminos enseguida se aleja prudentemente. Da la sensación de que hay una excesiva población de venados, no sólo por el hecho de estar viendo reses continuamente, también se aprecian manchas de monte recomidas y suelos erosionados por sobrepastoreo. La regeneración de las dehesas está comprometida. Cada año se matan 40.000 ciervos en la Sierra Morena andaluza, y aún así no se consigue controlar la expansión de la especie. La flora de la sierra sufre las consecuencias y también los propios ciervos sufren por esta excesiva densidad.

Toros bravos

Hay fincas con ganado doméstico, veo rebaños de ovejas, cerdos y vacuno de lídia. En la zona hay ganaderías de toro bravo de cierto renombre. A la luz del día parece que los toros y las vacas pastan en exclusividad en unas dehesas aún más domesticadas que las destinadas a la caza, pero por la noche en estos mismos pastos descubro grupos de gamos y ciervos, y algún jabalí. Afortunadamente también se ven conejos, estos son la clave de la supervivencia de dos especies emblemáticas del monte mediterráneo: el águila imperial y el lince. No tuve suerte de avistar al lince, pero sí a las águilas en varias ocasiones.

Águila imperial

El día de mi llegada, a última hora, las voces de una imperial me permitieron observar a la primera, bastante cerca además. Estaba claro que el águila dormiría por allí. A la mañana siguiente, al amanecer, de nuevo las volví a oir en el mismo punto. Las localicé posadas en el suelo, entre la hierba húmeda, a pocos metros de los restos de un ciervo enganchado en una alambrada cinegética. Aparentemente el ciervo había quedado fatalmente atrapado en la malla por una pata. Faltaba la mitad del animal, tal vez unos perros, los zorros, un lince quizás. Una de las águilas voló hasta un pino próximo y su compañera comió durante algo más de veinte minutos. Con el buche lleno desapareció, aunque las oía en la zona. Al poco llegó un buitre negro y en nada hasta unos veinticinco buitres leonados que desplazaron al primero impidiéndole acceder a la carroña. Hay que ver como reparten picotazos los buitres (en el vídeo abajo, desde el min 3'33'' al 8'34'').

Buitre negro junto a los buitres leonados



Río Jándula

Cormoranes grandes en el río Jándula

El río Jándula atraviesa esta sierra camino del Guadalquivir. Tiene una importancia vital para la fauna. Cormoranes y garzas acuden a pescar a sus aguas, donde también está presente la nutria. Los cormoranes, hábiles buceadores, son como nutrias con alas. Mientras los grabo por última vez comienza una débil lluvia, el río se vuelve musical. La semana anterior las lluvias fueron intensas, sus huellas son visibles, surcos y grandes cantidades de tierra arrastrados por los arroyos. Los campos están verdes. En una finca pastan una piara de cerdos y entre ellos un jabalí hoza despreocupadamente la pradera, es una situación que me resulta extraña, apenas muestra alarma por mi cuando detengo el coche, pero poco a poco se va alejando.



No lejos, a poca distancia de un gran rebaño de ovejas los venados persiguen a sus hembras, y en la siguiente finca, mucho más montaraz, además de los ciervos logro ver algunos muflones, las ovejas salvajes. Me estoy acercando a la linde cordobesa, al río Yeguas que visitamos en 2007, donde ahora imagino al niño Marcos jugando con lobos, ¿recordais la película Entre lobos? (Marcos Rodríguez Pantoja).

Casi con seguridad Sierra Morena sea el único lugar de la península donde habiten juntos los lobos y linces ibéricos, los mayores cazadores de nuestra fauna. Para nuestra vergüenza ambos al borde de la extinción. En un territorio donde las grandes poblaciones de herbívoros silvestres llegan a constituir un problema, que no se deje sitio al lobo es imperdonable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario