Los cuidados del corcino

La corza huye al detectarme. A cierta distancia, realmente lejos, empieza a ladrar, está tratando de llamar mi atención. Ha dejado a su cría o a sus crías ocultas entre el pasto, casi invisibles, ciertamente vulnerables.

25 de mayo de 2017

No muy lejos.

En la segunda mitad de junio los corcinos han crecido, su mejor estrategia defensiva sigue siendo la invisibilidad, pero ya no permanecen como en los primeros días encamados en el pasto.


Ahora acompañan a su madre, aunque esta los dejará solos durante sus escarceos amorosos y también en caso de querer atraer hacia ella la atención ante un depredador.

Esa misma tarde, en otro punto tengo la suerte de observar una corza con su cría. La madre dedica mucho tiempo a lamer al bambi, trata de conseguir que este no desprenda olores que lo delaten. En un momento dado la veo masticar tras lamerlo por detrás, es muy probable que, por la misma razón, esté comiendo las heces del corcino después de estimularlo a defecar. Mientras, el pequeño sigue dando cuenta de las hojas de un rosal.

Los observo durante una media hora, finalmente se alejan ladera arriba sin prisa. No es fácil seguirlos con la cámara entre los pinos y el vídeo no es gran cosa pero puede valer como resumen del encuentro.



Por favor, recuerda: si encuentras un bambi no lo toques. Valora la situación. Ten en cuenta que lo más probable es que no esté abandonado.

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