El cuco de las menos veinte


No es que fuera de puntualidad británica, pero casi. Desde que apareció con las primeras luces, hasta el mediodía, su momento era ese, las menos veinte.


Tuve suerte localizando uno de los cantaderos favoritos de este macho. Tras llegar podía permanecer un buen rato, aunque era variable. En la segunda ocasión sobrepasó la media hora, intercalando descansos y cambios de posadero. No siempre aparecía en la misma rama.


Es curioso seguir sus miradas, parece como si no perdiera detalle de lo que sucede a su alrededor mientras canta. En los recesos o incluso en medio de sus cantos se acicalaba y rascaba, o hacía algún estiramiento, como se puede ver en este vídeo.


A media mañana un segundo macho llegó cantando de forma descarada. No le gustó nada tanta desconsideración, pero no llegaron a las manos que yo pudiera ver.


Realmente no supe cual era uno y cual otro, como tampoco pude saber si mi cuco era siempre el mismo cuco. No sé si podría darse cierto solapamiento en sus territorios, o si sólo se trató de una visita esporádica y sin avisar al cantadero del vecino, una breve invasión.


Braojos, 6 de mayo de 2017.
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